martes, 4 de enero de 2011

José García Luna



Segundo Director de la Banda de Cornetas y Tambores Desde 1984 hasta 2005



¿Cuánto tiempo ha estado ligado a la Banda de Cornetas y Tambores?
Más de veinte años, ya que comencé como director en el año 1984, y he permanecido en funciones hasta 2005. Todo comenzó porque yo anteriormente era el director de una antigua Banda Municipal, junto al difunto Enrique Galán, quien, a pesar de que yo tan sólo contaba con diecisiete años, confió en mí para dirigir la misma; a pesar también de que había personas mayores que yo, incluso más preparadas; pero él no dudó en que yo me hiciera cargo de estas funciones. Posteriormente me tuve que marchar fuera de la localidad para hacer el servicio militar, y en este tiempo precisamente fue cuando nació la Banda de Cornetas y Tambores Alcalde Zoilo Ruiz-Mateos, por lo que, cuando volví, me ofrecieron formar parte de la misma y, posteriormente, ya fui elegido su director con la única condición que yo exigí en ese momento y que era seguir el estilo que se estaba marcando en Sevilla; un estilo de Policía Armada, muy diferente al que aquí desarrollábamos, y que ofre¬ce muchas más posibilidades a dicha formación.
¿Dónde adquirió sus conocimientos de música?
Prácticamente todo lo que he aprendido se lo debo al maestro Enrique Galán, porque fue junio a él donde yo he adquirido todos mis conocimientos. Por ejemplo, recuerdo cuando él quería que yo tocara el trombón en la Banda Municipal y, por ello, me obligó a estudiar un año de solfeo; pero, tras probar esta experiencia, me di cuenta de que no me gustaba este instrumento, sino que quería dedicarme a la corneta, que es lo que a mí realmente me gustaba.
¿Qué recuerdos guarda de todo este tiempo?
Muchísimos recuerdos, muchos viajes, muchas horas de trabajo y, por supuesto, muy bue¬nos ratos en compañía del resto de miembros de la agrupación, personas que han llegado a ser como hermanos o incluso hijos. Por ejemplo, recuerdo a mi entrañable amigo Manolo Picón, con su "dos caballos", en el que hacíamos algún que otro viaje. También tengo muy buenos recuerdos de cuando Pepe Sánchez nos llevaba a Sevilla a escuchar a otras bandas para así conseguir toda la información posible sobre partituras y composiciones, y poder comenzar nuestra nueva andadura en el estilo de Policía Armada. En fin, recuerdos imbo¬rrables que siempre nos harán recordar los años tan felices que pasamos dentro de esta agrupación.
¿Por qué lo dejó?
Porque estaba muy cansado psicológicamente. Durante la juventud uno está mucho más despreocupado de todo y se puede involucrar más en todos estos temas; pero yo ya había

llegado a un punto en el que había alcanzado un gran desgaste. Por ejemplo, había miem¬bros preparándose para ser un corneta de primera, y una Banda necesita al menos tener diez personas de esta categoría, y aunque para llegar a este punto hace falta un gran núme¬ro de años, para abandonarlo sólo hacía falta un segundo. Y así ha ocurrido en muchas oca¬siones, por lo que me sentía muy molesto por esa despreocupación y porque tú estás muy involucrado y la gente no te responde al mismo nivel. Y hablé con Felipe Benítez Ruiz-Mateos y le dije que, en cuanto terminara los contratos que teníamos concertados, yo me marchaba.
A partir de ese momento, ¿cómo cree que ha evolucionado la Banda?
Creo que continúa aún en la misma línea, aunque también hay que tener en cuenta que aún forman parte de la misma los miembros con los que yo trabajaba, ya que tan sólo hace tres años que me retiré de esta labor, por lo que, aunque se ha ido ampliando, en cuanto a número, la base es la misma, ya que son personas que llevan más de quince años en la Banda y que cuentan con la formación a la que yo les sometí en su momento; aunque siem¬pre continuará el aprendizaje, algo que nunca termina.
¿Cuál diría que ha sido el momento más especial que ha vivido dentro de la Banda?
No podría elegir uno, ya que han sido muchos los momentos que, por una causa u otra, recuerdo con gran emoción, como, por ejemplo, cuando nos contrataron en una ocasión para la Semana Santa de Brenes y Paradas. Cuando llegamos al lugar nos quedamos bas¬tante sorprendidos porque se trataba de unas cofradías muy grandes e impresionantes, por lo que, cuando nos vieron aparecer, nosotros, que éramos una formación muy joven, hubo un momento en el que no confiaban mucho en nuestra valía. Pero, una vez que salió la pro¬cesión a la calle, empezamos a tocar un total de nueve marchas seguidas, y, tras esto, salie¬ron los costaleros de debajo del paso y nos aplaudieron durante un rato; un momento muy emocionante para nosotros. Otro momento que recuerdo con especial emoción fue la primer actuación que efectuamos para una cofradía de Sevilla, y recuerdo cómo a la gente le llamaba mucho la atención, porque no estaban acostumbrados a ver bandas de fuera de la ciudad.
¿Y algún momento más difícil?
Por supuesto que siempre recordaré el momento más duro dentro de esta agrupación, cuando tuve que decidir que me marchaba; y aunque me ha costado mucho despegarme completamente de la Banda, con el tiempo también me he alegrado de haber tomado esta decisión. También recuerdo otros momentos duros, porque, en más de veinte años de trabajo, no pueden ser todos momentos fáciles y felices, ya que fue tremendamente difícil introducir el nuevo estilo en la provincia de Cádiz, porque esta zona no estaba acostumbra¬da a ésta nueva vertiente de la Banda y muchos no la aceptaban. Incluso recuerdo un caso en la Semana Santa en la que la gente estaba muy contenta con nuestra actuación, hasta momento en el que se enteraron de que teníamos un estilo sevillano.
Y ya se sabe, por la rivalidad que hay: a partir de ahí, todo cambió.

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